30 junio 2010

El liderazgo de Samaranch



El pasado miércoles 21 de abril nos dejó Juan Antonio Samaranch Torelló, el Padre del Olimpismo moderno. Empresario referente en nuestro país, político con enorme visión de futuro, deportista de alto nivel (jugador y entrenador de hockey sobre patines, boxeador y futbolista), quiso y supo anticipar el poder del deporte para unir a los pueblos.

En 1943, cuatro años después de la Guerra Civil, como periodista deportivo se quejó ante el régimen de un partido en el que el Real Madrid ganó “por decreto” al Barcelona (11-1) y como consecuencia le quitaron su licencia profesional. Supo entonces por dónde iban los derroteros (del deporte y de la política), se afilió a Falange, pudo volver a ejercer su profesión y se convirtió en concejal de deportes del Ayuntamiento de Barcelona, entre 1955 y 1962. En esa época organizó para su ciudad los II Juegos del Mediterráneo. El Marqués de Samaranch fue procurador desde 1964 durante tres legislaturas (hasta la desaparición de las Cortes franquistas en 1977), miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) desde 1966, Delegado Nacional de Educación Física y Deportes (1967), Presidente del Comité Olímpico Español (1967-1970) y Presidente de la Diputación de Barcelona (1973).

Ya en democracia, Juan Antonio Samaranch fue nombrado embajador en la Unión Soviética y Mongolia en 1977. Como ya era Vicepresidente del COI, esta etapa le sirvió para establecer contactos decisivos con la Europa del Este, al otro lado del “telón de acero”. Fue elegido Presidente del Comité Olímpico Internacional en la 83ª Sesión del COI celebrada antes de los Juegos de Moscú de 1980. Por aquel entonces la institución estaba prácticamente en bancarrota y las ciudades candidatas se planteaban muy seriamente presentarse, puesto que los déficit eran masivos y los boicots estaban a la orden del día (en Montreal 76, por los países del bloque comunista, en Moscú 80 por parte de los occidentales y en Los Ángeles 84 de nuevo por los países comunistas, lo que deslucía enormemente los Juegos Olímpicos). 

Samaranch consiguió darle la vuelta a todo esto, porque entendió el patrocinio olímpico como algo global y no de la ciudad organizadora. El experto en marketing Michael Paine cuenta en el libro “Oro Olímpico” (“Olympic Turnaround”, en la edición original), prologado por el propio Samaranch, cómo la familia del COI convirtió a éste en la marca más prestigiosa a nivel mundial. Una lección de liderazgo y marketing verdaderamente admirables.

Quedarán para siempre en la mente y en el corazón de todos nosotros las palabras de Juan Antonio Samaranch, allá por 1985, cuando proclamó quién organizaría los Juegos del 92: “la cité de… Barcelona”. Unos Juegos que supusieron un importante revulsivo para un país como el nuestro necesitado (entonces y ahora) de proyectos ilusionantes.

Samaranch demostró ser un líder para todas las ocasiones, desde el impulso al Olimpismo a la gestión de las crisis: en 1999 supo afrontar los escándalos (“todo por la pasta”) en torno a Salt Lake City 2002. En 2001, después de 30 años como máximo exponente del Olimpismo, renunció a presentarse a la reelección, y fue sustituido por el francés Jacques Rogge. Desde entonces, fue Presidente de Honor del COI como reconocimiento a su fantástica labor.

El llamado “Papa de los cinco anillos” prestó a nuestro país importantes servicios en los últimos años. Estuvo a punto de conseguir en Singapur para Madrid los Juegos de 2012. En Copenhague, hace unos meses, se dirigió a sus compañeros en su último discurso, especialmente emotivo, para que ganara Madrid 2016.

Debemos honrar la memoria de un español universal, de un líder a la altura de los mejores de nuestro tiempo. Gracias a él, los valores olímpicos nos unen a todos.


Eurotalent
Publicado en Dossier Empresarial, en Mayo de 2010

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