30 junio 2009

Sobrevivir a un despido colectivo


Un ERE representa una hecatombe en las filas de la organización, pero también supone una oportunidad para que emerja el verdadero talento. En tiempos de crisis, la proactividad, la buena actitud, la empatía y el optimismo son imprescindibles para conservar el empleo.

El capital humano es crucial para construir la etapa de prosperidad que seguirá a esta crisis económica. Los profesionales con talento no sólo son menos vulnerables a la contracción del mercado de trabajo, sino que contribuyen a que las organizaciones innoven, facilitan su adaptación al nuevo escenario y, en consecuencia, incrementan su productividad.

Ésta es una de las conclusiones del estudio Flexible policies for more and better jobs, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha presentado esta misma semana. En otras palabras, la actitud y la aptitud del profesional pueden convertirse en su bote salvavidas ante la oleada de despidos colectivos que actualmente afrontan empresas de todos los sectores económicos. Pilar Jericó, socia de InnoPersonas, cree que éste es el momento preciso para que todos los empleados aporten ideas e iniciativas que ayuden a sacar la empresa adelante. "Se ha de fomentar el talento que impulsa proyectos, que no se queda en el miedo e influye positivamente en el carácter de los compañeros", explica esta experta en gestión de personas, para quien "los optimistas, con capacidad de liderazgo positivo, son los perfiles más importantes en estos momentos".

Paco Muro, presidente de la consultora Otto Walter, coincide con el planteamiento de Jericó y añade que durante una crisis, "las empresas discriminan entre lo que es talento esencial y talento medio –aquel que valía en tiempos de bonanza– y valoran a los profesionales que, según precise el proyecto, se ofrecen para cambiar de función, de departamento o, incluso, de horario".

Una cuestión de actitud
Muro advierte asimismo de que, actualmente, "las diferencias entre los buenos y los malos profesionales se identifican a simple vista, no sólo a través de sus resultados, sino de su actitud, de su implicación, de su saber estar y de su esfuerzo", y asegura que "ahora, más que nunca, a muchos mediocres se les ve el plumero".

No hay recetas mágicas para medir el talento dentro de una organización que atraviesa una crisis. Más bien al contrario, los expertos consideran que la clave para identificar a los mejores empleados es la misma ahora que en los tiempos de bonanza económica. Juan Carlos Cubeiro, director de Eurotalent, lo resume así: "El talento se mide siempre a través de un perfil de competencias profesionales, que incluyen aptitudes –es decir, conocimientos y habilidades– y actitudes, como iniciativa, orientación al cliente, confianza, trabajo en equipo, autocontrol e integridad".

Carmen Carvajal, socia directora de la consultora Piscosoft, matiza que la evaluación del personal debe ser algo más precisa y rigurosa en etapas de recesión, porque hay que seleccionar adecuadamente tanto a los empleados que se quedan en la empresa, como a los que se van. Esta selección se hará basándose en tres factores: el desempeño, el potencial y el compromiso de cada trabajador. "En concreto, el compromiso se convierte en un activo imprescindible en estos días, porque incide directamente sobre la productividad de la organización".

Por último, Juan Carlos Cubeiro recuerda que las crisis también pueden ser una oportunidad para el crecimiento profesional: "Son tiempos de valientes, de ideas claras, de experiencias apasionantes y de auténticos liderazgos. Como William Shakespeare dejó escrito: 'Los barcos están más seguros en el puerto, pero no fueron construidos para eso'".


Expansión y Empleo

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