30 junio 2010

Las leyes de la vida



Entre comedias románticas a la mayor gloria de Jennifer Lopez, Alicias y dragones en 3D o la última obsesión de Julio Médem, podemos disfrutar en la cartelera de una superproducción europea, el documental más caro de la historia (50 millones de euros) tras cuatro años de rodaje en los cinco continentes. Un homenaje a la naturaleza que reúne los ideales platónicos: la Verdad (Océanos que contaminamos más que nunca y por los que nos preocupamos más que nunca), la Bondad y la Belleza (preciosas imágenes de ballenas gigantes, delfines saltarines, ejércitos de cangrejos, focas, aves acuáticas y pequeñas tortugas recién nacidas). Aristóteles le añadiría la utilidad. ¿Para qué le sirve a un profesional de la empresa, a un directivo, a un ejecutivo, ver una película como Océanos?

- Sostenibilidad: el propósito de la empresa como sistema vivo, para servir a los fines que le son propios, es sobrevivir. Ganar dinero no condición necesaria, pero nunca suficiente. Maximizar el beneficio es suicida. La clave de la sostenibilidad es el aprendizaje, que el ritmo de cambio sea igual o superior al del entorno (la ley de Revans). En Océanos vemos que “por necesidad, para sobrevivir, los animales recorren miles de kilómetros, una verdadera trashumancia en el mar”. La comodidad excesiva acaba con la existencia.
- Ecosistema: Ningún individuo es una isla. Nos necesitamos unos a otros en comunidades de aprendizaje. “El depredador se convierte en protector. El más pequeño puede convertirse en indispensable”. La vida es interdependencia.

- Aprovechamiento de oportunidades. La película define el mar como “un inmenso espacio de libertad” porque “la vida aprovecha cualquier oportunidad, cualquier incidente, el azar”. Un barco en naufragio se convierte en un refugio para plantas y animales. Por eso el presente es un regalo, como su nombre indica.

- Diversidad. “La diversidad es necesaria para nuestra propia existencia”. Sin diversidad, el aprendizaje es muy precario y la vida se debilita.

- De la jerarquía a la red. “¿Quién manda aquí?” te planteas al ver la película. La pirámide jerárquica es una construcción humana nada natural, que sirve de mausoleo.

Frente al modelo taylorista, mecanicista (la empresa como “ingenio” mecánico con sus engranajes) de “management científico” que se impuso durante el siglo pasado, el paradigma que se está imponiendo en el siglo XXI, en este cambio de época, es el biológico, el ecológico, aquél en el que la naturaleza marca la pauta para hacer bien las cosas. De controlar, competir, desconfiar a fluir, cooperar, confiar. Durante décadas, ecólogos como Ramón Margalef, H. T. Odum o Barry Commoner han propuesto a la economía y la empresa que sigamos las reglas naturales. Al concepto de biomímesis (la idea de que los sistemas productivos se inspiren en la naturaleza para hacerlos compatibles con la biosfera) le ha llegado su hora. 

La investigadora Janine M. Benyus estableció las diez propiedades de los sistemas naturales que debemos aplicar a nuestras organizaciones:

1. Funcionan a partir de la luz solar (en el mundo empresarial son la misión, la visión y los valores que nos “iluminan” y nos “dan calor”).
2. Usan solamente la energía imprescindible (son eficientes, austeros, en términos energéticos).
3. Adecúan forma y función (un diseño inteligente a partir de la estrategia).
4. Lo reciclan todo (ningún recurso se desaprovecha).
5. Recompensan la cooperación (no “trabajan en equipo”, “son” equipo).
6. Acumulan diversidad (a todos los niveles).
7. Contrarrestan los excesos desde el interior (la acción va de dentro a fuera y no al revés).
8. Utilizan la fuerza de sus límites (auto-superación como estilo).
9. Aprenden de su contexto (el Contexto influye en el Talento, tanto como la Capacidad y el Compromiso).
10. Cuidan de las generaciones futuras (el legado es esencial). 

Citando al biólogo Frederic Vester, la naturaleza es “la única empresa que no ha cerrado en 4.000 millones de años”. Buen ejemplo en un país como el nuestro que ve cerrar unas 200.000 empresas cada año. Porque, como dice Jorge Riechmann, no se trata de “volver a la naturaleza”, con todo lo regresivo que eso puede suponer, sino de aprender de ella, de aprovechar sus lecciones para construir organizaciones en las que las personas puedan mejorar su felicidad.

Ojalá esta crisis nos sirva para saber cambiar a tiempo y aprovechar las oportunidades que nos quedan. Esta Océanos, con relajante música de Bruno Colais, el compositor de Los chicos del coro, nos puede ayudar a detenernos durante un par de horas, reflexionar sobre lo que ocurre en nuestras compañías, y actuar en consecuencia. Sí, la naturaleza es la respuesta. “El sistema se desmonta y tenemos la oportunidad de cambiar el mundo” (Jordi Pigem, autor de Buena crisis).


Eurotalent

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