30 septiembre 2003

¿Cuánta gente ha tenido por debajo?

En un anuncio de bebidas, un responsable de selección le pregunta a un joven, mientras examina su currículo: “¿cuánta gente ha tenido por debajo?”. El joven recuerda su noche anterior en una discoteca, cuando una multitud le llevaba en volandas. Una buena metáfora sobre lo que pudo ser importante en el pasado y tal vez ha dejado de serlo.

Entre los pocos principios que han sobrevivido en la dirección empresarial se encuentra el de que “la estructura ha de seguir a la estrategia”. Hoy se demandan estrategias de velocidad que anticipen las necesidades de los clientes pero las estructuras suelen ser pesadas y egocéntricas. El discurso habla de talento y mercado; la realidad se basa en juegos internos de poder. La cultura jerárquica marca la pauta incluso en muchas empresas que se declaran orientadas hacia el cliente. Se considera más relevante a aquel que dispone de más presupuesto y personas a su cargo, no a quien más contribuye a la cuenta de resultados, a la satisfacción del cliente y al desarrollo de los profesionales de la empresa. La resistencia al cambio está servida.

Conocido el diagnóstico, pongámosle remedio a través de cinco recomendaciones: cuando modifique su estrategia, transforme en la misma medida su diseño organizativo (si no, su gente no se la va a tomar en serio); no caiga en la trampa de las “descripciones de puesto” tradicionales, que sirven básicamente para inmovilizar la empresa; pague por lo que merece la pena (resultados, valores, desempeño, crecimiento) y no por lo que no la merece (control de presupuesto o de “cabezas”); transforme la cultura corporativa hacia procesos de relación con el cliente y equipos de proyecto para innovar y valore a sus profesionales por su liderazgo real, por su capacidad de ilusionar y poner en valor a sus equipos de trabajo, no por su “mando en plaza”. Por otro lado, se lo agradecerán, porque cuando la empresa les deje desprovistos de su rol (por un ERE, la jubilación o cualquier otro contratiempo) no se sentirán tan paralizados.

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