31 mayo 2005

DRH positivo


En la última reunión sobre nuevas tendencias en la gestión y liberación del talento organizada por AEDIPE Catalunya, José Antonio Sáinz y quien les escribe presentamos a los Directores de Recursos Humanos (en adelante, DRH) una combinación de buenas y malas noticias. Las buenas son que el Talento es más importante que nunca para las organizaciones; nadie puede negarlo. El desarrollo tecnológico ha ampliado la brecha entre los más capaces y comprometidos y los mediocres, en toda actividad y sector. Y lo hará aún más en el futuro. Las malas noticias son que, precisamente por el valor creciente del talento para accionistas y clientes, los propios DRH corren el serio riesgo de que las actividades (y los presupuestos) ligados a la captación, la fidelización y el desarrollo del talento les sean arrebatados a traición, cuando menos se lo esperen, dejándoles con la miel en los labios. Si la empresa lo llama Reputación Corporativa, será la nueva responsabilidad del director de marketing. Si lo considera Gestión del Conocimiento, del director de sistemas. Si Cuadro de Mando Integral, del director financiero. Si Calidad Total, del responsable de los procesos. Si Mejora Continua, del jefe de producción. Si el brazo comercial es poderoso, tirará por la calle del medio el director de ventas. Y si es Implantación de la Estrategia a través de las personas, directamente lo llevará el Director General. O todas esas circunstancias a la vez: el Comité de Dirección puede no asociar esto del talento al DRH. Se sigue viendo esta figura como el/la jefe de personal de toda la vida, dedicado a las nóminas (hoy altamente automatizadas), a negociar el convenio y a seleccionar directamente savia nueva con escasa experiencia laboral. A ese DRH no hay lifting que pueda salvarlo.

De nuestra experiencia con centenares de DRH, se extrae una tipología bipolar: unos pocos DRH son Directores Generales en ciernes, que conocen el Talento y dominan los mecanismos de Liberación del Talento como energía, que saben cómo conecta éste con los resultados de negocio, que están a la última en los intangibles de gestión, que asumen el Desarrollo del Liderazgo, que practican (y hacen practicar) lo que predican. Otros muchos DRH son percibidos por sus organizaciones, sus clientes internos, como semi-burócratas que con un discurso más o menos moderno se dedican a contener costes (en ocasiones, hipotecando el futuro) y a hacer el trabajo sucio. Los primeros son capaces, valientes y están muy involucrados en el proyecto estratégico. Los últimos pasan la vida haciendo la pelota, al sol que más calienta.

A los positivos les sugiero un decálogo, los “diez mandamientos” del nuevo DRH:

1. Seleccionarás por actitud a través de la detección de competencias.
2. Formarás en lo técnico; desarrollarás lo emocional.
3. Comunicarás en ambos sentidos y a todos los niveles de la empresa.
4. Medirás el compromiso de tus profesionales, actuando en consecuencia.
5. Gestionarás el desempeño de forma profesional.
6. Practicarás la promoción en base al mérito y al auténtico potencial.
7. Diseñarás una estructura ágil que sirva a la estrategia.
8. Retribuirás de forma equitativa y competitiva.
9. Dirigirás y harás dirigir por valores.
10. Fomentarás un estilo de liderazgo versátil, acorde con el proyecto y la cultura deseada.

Estos diez mandamientos se resumen en dos: tratarás el numerador (los ingresos) al menos tanto como el denominador (los costes) y pensarás en el futuro al menos tanto como en el presente.

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